Padre Hugo Tagle

¡Bienvenidos, migrantes!

Padre Hugo Tagle@hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 4 de octubre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Tirando la raya para la suma, la migración ha sido positiva para Chile. Salvo excepciones, los migrantes hacen grandes aportes al país. Todos somos forasteros. Estamos de paso por ésta, la única tierra que tenemos.

Sin duda el tema de la migración es complejo. Supone una gran cuota de humanidad y generosidad, apertura y empatía. Es un fenómeno mundial del cual Chile no excluirse.

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Debemos alegrarnos de seguir siendo un país atractivo en Latinoamérica para migrar. Ojalá dure. Es más, ojalá países como Venezuela resulten pronto tan atractivos que sus ciudadanos no quieran dejarlo. Triste que un gran país como ese, con posibilidades de desarrollo y riqueza infinitos, no ofrezca condiciones para retener a sus habitantes o invitar a otros a ser parte de su proyecto. Algo estarán haciendo mal.

Como sea, es un deber moral acoger a quienes se han visto forzados a abandonar sus países para posibilitarles un nuevo proyecto de vida e integrarse. Mirando al futuro, lo de la inmigración deberá ser parte de un organigrama perenne y no sólo una política transitoria.

En su mayoría los migrantes han sido un gran aporte en trabajo, empeño, cultura. Lo triste, insisto, es que ellos no han encontrado esas posibilidades de bienestar y progreso en sus propios países. Por ello, Latinoamérica debería ofrecer una solución solidaria global a sus habitantes, lo que implica mayor cooperación y defensa de la democracia. Chile debe reconocer sus limitaciones de país pequeño, por lo que recurrir a la ayuda internacional es de toda lógica.

Haití ha sido un país muy golpeado por la naturaleza y de malos gobiernos donde, por lo que se ve, no se podrá desarrollar una vida normal, de progreso y seguridad, en varios años.

Chile es país de migrantes. De una u otra forma, todos somos "pueblos originarios". Ningún grupo puede arrogarse esa suerte de "estatus", ya que, la verdad, todos llegamos de alguna parte, unos antes y otros después.

Por respeto a los mismos migrantes, se debe combatir el crimen y abusos que se pueden dar entre ellos. Ellos buscan seguridad, respeto y paz. Parte de la "ayuda humanitaria" pasa por un firme cumplimiento de la ley. El caos, la miseria y los abusos los conocen ya en sus países de origen y no quieren más de lo mismo. De ahí que todo combate contra la ilicitud es una protección a los mismos migrantes que huyen de la inoperancia, mediocridad y corrupción.

Con buenos planes de acogida y trabajo, los migrantes seguirán siendo un aporte creativo y enriquecedor en la construcción de un proyecto de patria común.

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